La credulidad de la gente se ha convertido en una verdadera plaga. Ninguna colaboración, asociación o relación humana sería posible sin ese acto de fe que consiste en poner la confianza en otros.
Es algo que hacemos todos los días y que nos permite enamorarnos, aunar esfuerzos, progresar en todos los sentidos. Luego, más allá del acto de confiar, están los resultados que se ocupan de velar porque se cumpla lo ofrecido.
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En un pasado no tan remoto; la palabra dada era ley y, por cierto, menudeaban entonces bastantes menos los fracasos. Hoy se ha visto que confiar requiere un grado de conocimiento, de vecindad.
Aquello que éramos los mejores en todo, los más felices, los menos preocupados, ahora cambiado este adjetivo por la palabra ocupado, otro adjetivo para evadir la responsabilidad, se ha ido matamorfoseando con el tiempo.
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Escuchar y leer declaraciones de las personas involucradas en la industria del futbol, me da la impresión que todos se bañan con el agua sucia en la misma bañera y lo peor: muchos también han tirado al bebé en ella.
El futbol, aclaro que no es nuestro futbol, es congruencia, planeación, resultados, para evitar las crisis que conduce al fracaso. Aquí, en Costa Rica, nos han hecho creer en cualquier cosa. Y entonces debemos decidir: o estamos “cool” o mejor “supercool” para estar “in” o estamos “warm” y entonces estamos “out”.
Nos han hecho creer, a la gente les han hecho creer en toda una serie de vendedores de humo. Y, por mi parte, me maravillo de que ahora, con el mayor porcentaje de personas educadas y cultas de la historia de nuestro país, la gente no tenga criterio sustentado en hechos reales.
En el pasado se le podía echar la culpa de esta carencia a que no existía la televisión en vivo, el internet, no había medios de comunicación que informaran y hasta analizaran en tiempo real y nos obligaban a comulgar con las ruedas de molino o el trapiche donde se saca el jugo de la caña.
Ahora, en cambio, cuando cada uno es libre de buscar el conocimiento donde, cuando y con quien quiera, resulta que muchos eligen voluntariamente anudarse la aún más descomunal rueda de molino de la ignorancia al cuello.
Decir que tenemos jóvenes futbolistas talentosos, veteranos que siguen brillando, entrenadores que no tienen la culpa, árbitros ladrones de partidos, es aferrarse a la ignorancia.
Nuestro futbol no está bien, fracasamos con las selecciones, fracasamos con los equipos, fracasamos con un campeonato que lleva a la fecha 41 empates, fracasamos en realizar una planificación realista de nuestro estado actual, porque no queremos aceptar que estamos en una burbuja donde nos acostumbramos a perder, ya se hizo costumbre, es normal perder, y así el resultado siempre será el fracaso aunque se quiera maquillar.
Quizás lo más sensato, otro adjetivo, que escuché y leí fue lo expresado por Mauricio Solís, asistente técnico de la Selección Mayor: “Ganaremos cuando sea el momento justo”.
¿Será en este año, el próximo bienio o lustro o por qué no, quizás en la próxima década que tengamos un verbo en nuestro léxico?
** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.
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